Con el propósito de reflexionar las claves para fortalecer la seguridad ciudadana y la construcción de paz, justicia y el tejido social, la Universidad Iberoamericana León fue sede del foro ‘Seguridad por la paz’.
Esta actividad forma parte de los foros de justicia y seguridad que realizan a nivel nacional el Centro de Investigación y Acción Social por la Paz (CIAS por la Paz) y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El diálogo se realizó en torno a los hallazgos presentados en el libro ‘Policía municipal y comunidad organizada: Un desafío para la Paz’, el cual recupera las buenas prácticas de las policías municipales con la ciudadanía que han logrado impactar favorablemente en la disminución de índices delictivos.
Los municipios estudiados son: Escobedo, San Nicolás y San Pedro Garza García, en Nuevo León; Chihuahua, Chihuahua; Saltillo, Coahuila; Cherán y Tancítaro, en Michoacán; y Nezahualcóyolt, Estado de México.
El panel estuvo integrado por: Jorge Atilano González Candia S.J., fundador de CIAS por la Paz; Sophia Huett López, secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad; Clara Luz Flores Carrales, secretaria ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública; Froylán Enciso Higuera, director general de Coordinación con entidades federativas Mesas por la Paz; Juan Gerardo Pons Zepeda, representante del sector empresarial; y, por parte de la Ibero León, Lorena Jiménez Quiñones, coordinadora de Incidencia Social, y Othón Partido Lara, coordinador de la maestría en Política y Gestión Pública.
El padre González Candia explicó que desde 2015 la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús ha atendido las causas –estructurales y culturales– que generan violencia a través de un programa por la paz que incluye una investigación, “nos dimos cuenta que trabajar por la paz implica un trabajo integral en la familia, en los barrios, escuelas, empresas, en gobiernos locales y en las iglesias”.
A partir de entonces se propuso la ‘pedagogía del buen convivir’, enfocada a la atención de los traumas comunitarios que nos desvinculan como sociedad. La pedagogía del buen convivir expone cómo sanar esos traumas y generar responsabilidad y participación.
Para la realización del libro ‘Policía municipal y comunidad organizada: Un desafío para la Paz’ se analizaron estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en relación a los municipios que de 2011 a 2020 redujeron los índices delictivos.
Hicieron una encuesta telefónica para conocer qué tan seguras se sentían las personas en sus localidades, cómo desarrolla la policía su función, cómo se percibe la confianza vecinal, qué tanto están desarrollados el sentido de pertenencia y la organización comunitaria.
Se detectaron 12 casos (de los cuales finalmente se incluyeron 8 en el libro) en los que se recuperaron las buenas prácticas a través de entrevistas a las direcciones de policía, grupos focales de policías y de ciudadanos y ciudadanas. En estas localidades no sólo hubo reducción de delitos, también se construyeron modelos exitosos de seguridad y se mejoró la percepción de seguridad.
“¿Qué tienen en común estos ocho municipios? La lectura transversal nos hizo ubicar, primero, que crearon una organización ciudadana territorial a nivel de colonia o calles, por redes, consejos, mesas o reuniones entre policía y ciudadanía. También encontramos que es una policía que se preparó para colaborar con la ciudadanía y se crearon instancias para evaluar y definir estrategias de seguridad”, compartió el padre González Candia.
En estos municipios, agregó el sacerdote jesuita, la policía tiene relación con las juventudes y el empresariado, hay mecanismos para la transparencia y la rendición de cuentas, persisten la ética de servicio y los liderazgos que generan valores, hay conocimiento del territorio, comprensión de las causas de la violencia, participación de instancias de análisis de planeación y evaluación externa, mecanismos para atender conflictos vecinales, incorporación de la tecnología y estrategias de seguridad contextualizadas y flexibles.
“Este libro nos presenta un concepto muy rico que es algo tan básico como tener pedagogía del buen convivir; enseñarnos a ser personas que tengan la capacidad de convivir las unas con las otras en armonía. Pareciera ser que se nos ha olvidado con el paso del tiempo, es justamente esta referencia la que nos hace que hay que volver a lo básico: Trabajar en fortalecer los vínculos, la identidad, los acuerdos”, expuso Sophia Huett López.
Agregó: “Habla también –y es un aspecto importantísimo– de la evolución necesaria y urgente que tiene que haber en las policías municipales como la creación de unidades de investigación, la participación de consejos ciudadanos y empresariales, la importancia de la voluntad política, la mejora de la inversión, la importancia del reclutamiento y de las instancias de rendición de cuentas, que quiten el oscurantismo –durante muchos años hubo quienes creyeron que era lo mejor para las instituciones policiales–, y también la vocación del servicio de las y los policías”.
Por su parte, Clara Luz Flores Carrales, compartió que la publicación representa la posibilidad de construir desde la sociedad. La seguridad, agregó, es también un trabajo de generación de confianza, “necesitamos que los policías se ganen la confianza del ciudadano, pero que el ciudadano también pueda otorgarle esa confianza al policía. No se construye de la noche a la mañana, sino a través de los métodos que se establecen en el libro y en el proceso de CIAS por la Paz”. Asimismo, consideró importante que las policías no se conciban como sabedoras de la verdad, sino como parte de la solución de un problema.
La seguridad es un tema que incumbe a todas y a todos, expuso el empresario Juan Gerardo Pons Zepeda. Destacó la importancia de que las iniciativas y sugerencias para solucionar la violencia y la inseguridad evolucionen a acciones coordinadas. “Qué bueno que tengamos un cuerpo de policía que cada día se va superando, que está más preparada y que tiene más conciencia y reconocimiento, pero no es lo que más se necesita. No se necesitan más armas, se necesita trabajar en el aspecto social”.
Puntualizó que la desigualdad social es un aspecto que debe atenderse prioritariamente. “Cada día hay más personas que están desprotegidas y alejadas de las posibilidades reales de tener una calidad de vida como a la que todo mundo aspiramos. No deseo tener la mejor policía, sino la mejor sociedad, la más equitativa y justa”, concluyó.