El denominador común a los estereotipos de nuestro tiempo es la huida de la realidad. No se sueña en la utopía del mañana distinto, sólo se busca acomodo en el hoy. No se puede creer en los ideales del cambio social y un mundo más justo. El desengaño ha hecho mella en los valores.
La posmodernidad su propuesta y sus desafíos fueron abordados en el ciclo Diálogos de Filosofía liderados por el Doctor Javier Prado Galán S.J.
Académicos e investigadores participaron en este intercambio de visiones e interpretaciones respecto al pensamiento posmoderno.
A manera de contexto, el doctor en filosofía Prado Galán advirtió que lo pre- moderno tiene que ver con el providencialismo, con la divina providencia y no ha muerto, aún lo vemos en ámbitos de nuestra vida. "La filosofía utiliza el término pre-moderno para referirse al hombre medieval… predomina la confianza en Dios".
Mientras que la modernidad está ligada al término progresismo, el nihilismo es lo propio de lo posmoderno.
Enlistó y explicó las características de la modernidad: la secularización, la racionalidad laica es la que se impone, Dios deja de estar en primer plano.
Una segunda característica es la racionalidad instrumental, es la razón como medio para un fin: la ciencia y la tecnología, "todos somos hijos de esta racionalidad tecnológica y la superstición queda a segundo plano", señaló el doctor.
La búsqueda de la emancipación del individuo, del ciudadano, del proletariado y de la mujer, es una tercera característica.
El progreso, el hombre moderno y la mujer moderna cree que las condiciones mejoran de manera continua; por último, la tolerancia en la que se inscriben otros valores como la democracia, ejemplificó.
¿Qué es la posmodernidad?
Es algo que siempre ha estado inscrito en la modernidad como su melancolía y sus características son: la incredulidad de los metarrelatos, explicados por Lyotard como "discursos totalizantes y multi-abarcadores, en los que se asume la comprensión de hechos de carácter científico, histórico, religioso y social de forma absolutista, pretendiendo dar respuesta y solución a toda contingencia".
"Incluso se piensa que los grandes relatos (utopías) han sido muy peligrosos: albergan la coerción, la uniformidad y el totalitarismo", resumió Prado Galán.
El posmodernismo es la era del desencanto, es la modernidad sin ilusiones, puntualizó y destacó además "la distinción entre la posmodernidad de la calle ese desencanto durante los años 90 y la primera década del 2000 que se respiraba en las grandes urbes ante las grandes utopías político-religiosas, a diferencia de la posmodernidad intelectual que se refiere al desarrollo del pensamiento".
Los filósofos identificados con el pensamiento posmoderno son: su fundador Jean Francois Lyotard; Gianni Vattimo considerado el filósofo del pensamiento débil que es la libertad a la interpretación contra la lógica férrea y unívoca-; Richard Rorty un liberal, irónico, pragmático que planteó la re-descripción de la realidad; y Jean Baudrillard quien propuso el concepto del simulacro: el exterminio fundamental de la ilusión.
Baudrillard advirtió que "hemos entrado en la era de la simulación y el éxtasis de la comunicación. Ya no vivimos en el encuentro con la realidad. Estaríamos entregados al esteticismo del presente".
Los posmodernos ven nuevas posibilidades: una nueva concepción de la razón y racionalidad pluralista, una comprensión de la vida humana donde la racionalidad no sea lo central y único; una visión de la inmensa riqueza y heterogeneidad de la vida reductible a ningún universalismo… entre otras que enlistó en sus conclusiones el doctor en filosofía, Javier Prado S.J.
En el cierre del diálogo, la maestra Martha Mora Cantoral consideró que hoy en día podemos estar determinados por elementos del modernismo y también del posmodernismo al que reconoció sus aspectos positivos pero… "espero vaya a un declive porque es necesario avanzar a otra cosa, plantearnos un nuevo humanismo, ya no tan moderno, tampoco tan posmoderno, sino para tiempos actuales".